Estudios de casos: México

Fuente: “Historia Contemporánea de América Latina”

de  Thomas Skidmore y Peter Smith

 

México tras la independencia

 Las guerras de independencia dejaron a México en desorden y decadencia. Los españoles se habían llevado su capital del país. Las minas de oro y plata, en otro tiempo orgullo del imperio de ultramar, necesitaban todo tipo de reparaciones. La industria textil y la producción en general se derrumbaron. Las cicatrices de la batalla por la independencia eran visibles en todo el país. La economía mexicana se encontraba en un total desorden así como también la estructura social. Tras la independencia había dos bases de poder institucional: la Iglesia y el ejército. La primera había atravesado las guerras independentistas sin perder su inmensa riqueza (puede que haya controlado la mitad de la tierra de la nación) y era, sin dudas, la mayor operadora bancaria de todo México. La segunda base de poder era el ejército, que dominaba la política nacional y era de público conocimiento que el medio básico para lograr el cargo presidencial era el golpe militar.

 

La invasión Estadounidense

         Asolada por las guerras independentistas, México era una nación vulnerable y débil.  Los tejanos deseaban zafarse del gobierno central de la Ciudad de México y se alzaron en 1835 para declara la independencia al año siguiente. En 1845, el Congreso estadounidense votó la anexión de Texas, que sus dirigentes aceptaron enseguida.

Los mexicanos consideraron dicha anexión como un equivalente a un acto de guerra de Estados Unidos. Las disputas y los entredichos entre ambos países complicaron el panorama hasta que Polk (el presidente de los Estados Unidos) inició la guerra. Fue un enfrentamiento totalmente desigual, en el que finalmente Estados Unidos salió victorioso, y México pagó un precio muy caro por ello.

La pérdida sacudió profundamente a la elite criolla mexicana. Su frustración hizo erupción en un acerbo ataque de los conservadores a los liberales, la facción predominante en el gobierno desde la independencia. Los liberales, contraatacaron. En 1858, los conservadores volvieron a atacar, iniciando casi veinte años de una guerra civil destructora. Esos años incluyeron, el desgraciado imperio (1863-1867) de Maximiliano de Habsburgo, de Austria, que puso en práctica de forma literal la fórmula conservadora. Este personaje fue puesto gracias a la intervención militar de Francia y las ambiciones imperialistas de Napoleón III, con el objetivo de hacer pagar a México su deuda con Francia.

Durante la siguiente guerra entre Francia y Alemania es que se desata un intervalo de inestabilidad, acentuado por el descuido por parte de Francia de la protección de Maximiliano, quien fue, finalmente combatido por Benito Juárez quien se hace con el poder tras fusilar a Maximiliano. Benito Juárez consolidó su poder bajo los liberales hasta su muerte en 1872. Luego de tal mandato, surge la figura de Porfirio Díaz quien gobernó por hasta 1911. Las reformas que impulsó fueron de origen liberal (en 1870) inspiradas en las ideas del Positivismo (la idea del progreso del hombre, y de su transcurso por los tres estados, mitológico, metafísico, y el estado positivo o científico). Entre sus reformas se destacan la expropiación y venta de tierras de la Iglesia Católica (que había apoyado el Imperio de Maximiliano). Así se inician los conflictos entre la Iglesia y el Estado, que se profundizan con los cambios en la educación (educación laica, gratuita y obligatoria).

Díaz aplicó básicamente los principios del liberalismo económico. El desarrollo económico durante su período de gobierno fue impresionante, un ejemplo de ello es el progreso en materia de ferrocarriles. Claro que ese progreso económico de los años de Díaz también tuvo su coste. Mientras los ricos prosperaban, la vasta mayoría de los mexicanos se enfrentaban a una pobreza agobiante. Este progreso económico tan desigual originó una protesta repetida de los trabajadores urbanos y rurales.

 

La revolución mexicana

 Los descontentos que había, principalmente, entre los jóvenes llagan a un punto de cólera tal que atacan al sistema. La extensión del mandato de Díaz quien había modificado la constitución para prolongar su mandato (para ser re-electo en todo momento) era otro motivo para iniciar una revolución que llevaría como consigna la “no-reelección” (además de los reclamos por reformas agrarias).

Uno de los principales críticos al sistema mexicano era Francisco Madero, quien tenía fuerte convicciones liberales. En 1910 Madero se presenta a las elecciones, y fue encarcelado por ello. En la cárcel, llamó a una revuelta armada (que se empezó a organizar rápidamente). Díaz frente a este fenómeno abandona el país en mayo de 1911. Se hacen nuevas elecciones donde Madero triunfó. Sin embargo, la revolución mexicana no fue controlada por mucho tiempo por Madero ya que surgieron figuras (que encabezaban movimientos armados en contra del gobierno) como Emilio Zapata y Pancho Villa, quien era vocero de pequeños propietarios estancieros y deseaba la devolución de las tierras. Madero es asesinado en 1913 por Huerta. México se sumergió en una sangrienta guerra civil. Finalmente fue la intervención extranjera la que sentenció a Huerta. El presidente Wilson (de los Estados Unidos) decidió no reconocer al gobierno. Frente a esta situación Huerta dimitió en 1914. Para el año 1923 las principales figuras en controversia por el poder (Carranza, Zapata y Villa) fueron asesinadas. Sin embargo, la Constitución de 1917 (redactada por Carranza quien había asumido en 1914) dejó un legado importante como la prohibición de la reelección.

En el vacío se colocó Calles, que consiguió que los dirigentes políticos asintieran a la convocatoria de unas nuevas elecciones y a la creación de un nuevo partido, el Partido Nacional Revolucionario (PNR). A pesar de que vinieron sucesores en el poder como Ortiz, Calles continuó manejando el poder entre bastidores. Esto va a cambiar con Cárdenas quien va a mandar a Calles al exilio. Durante su mandato presidió la distribución de algo más de 18 millones de hectáreas a los desposeídos mexicanos. La solución fue recurrir al sistema comunal denominado ejido. Estos ejidos podían incluir a cientos, incluso miles de familias. Asimismo construye escuelas, hospitales, nacionaliza el petróleo (PIMEX) además de reorganizar la estructura del partido y al cual le cambió el nombre por Partido de la Revolución Mexicana (PRM). Implementó un nuevo sistema de sucesión de presidente, el llamado “tapado, destape y dedazo” que consistía en que cada presidente elige a su sucesor, el pueblo no sabe con certeza quien es (por eso tapado) hasta que en algún momento se hace público (destape) y el presidente lo señala (dedazo).

El Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá

El logro supremo de Salinas fue el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. El TLC está principalmente interesado en la inversión. En segundo lugar el TLC incluyó una cláusula explícita para la protección medioambiental. Otra característica distintiva del TLC era su fundamento político subyacente. Estados Unidos buscaba varios objetivos. Una era preservar la estabilidad de su frontera sur. La idea era que el TLC estimularía el crecimiento económico en México. Un segundo objetivo era asegurar a Estados Unidos un creciente acceso al petróleo de México. Y en tercer lugar, era obtener una ficha importante para las negociaciones comerciales con Europa, Japón y el GATT. México tenía la esperanza puesta en que el TLC atraería la inversión, estimularía el empleo. En segundo lugar el TLC ofrecía a Salinas una oportunidad de institucionalizar sus reformas económicas. Y por último México estaba buscando la bendición internacional para su poco democrático régimen político.

            Las negociaciones fueron arduas y largas, fue difícil convencer al senado estadounidense que creían que el tratado podría provocar una gran inmigración de mexicanos a EEUU.

            El NAFTA finalmente se firma el 1º de Enero de 1994 provocando el efecto “tequila”.

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