Transiciones Democráticas en el Cono Sur - Período 1973 a 1985
Fuente: “Transiciones desde un gobierno autoritario" de Guillermo O’Donnel
Casos: Argentina, Brasil, Chile y Uruguay
Þ
Argentina
Características del
Sistema político anterior
La escena política de Argentina estaba dominada por un partido
hegemónico, el Partido Justicialista, o peronismo (un partido que se
caracterizó por ser poli-clasista y
poli- partidista). En el año 1955 una insurrección cívico- militar puso fin a
diez años de gobierno peronista. El modelo peronista, basado en la relación
directa entre el líder y las masas, convirtió a Perón en el único depositario
de la representación popular. El personalismo de Perón produjo una
desactivación permanente del parlamento y de los canales partidarios de
expresión política. Además el peronismo en el poder tenía a considerar las
actividades de los partidos de oposición como manifestaciones de intereses
sectoriales ilegítimos. El derrocamiento del gobierno peronista fue apoyado por
un amplio frente político que incluía a todos los partidos no peronistas, los
representantes corporativos e ideológicos de la clase media y la burguesía
urbana y rural, las fuerzas armadas y
Luego del
derrocamiento de Perón en 1955 los partidos no peronistas y los militares (los
principales hacedores del mismo) se fueron convirtiendo en antagonistas. Los
militares perdieron la vocación democrática y querían implantar gobiernos
autoritarios lo que los llevó a una confrontación con los partidos no
peronistas. Otro elemento que generó controversia fue la política ante el
peronismo, había propuestas que pasaban desde el “integracionismo” (la
reabsorción gradual del peronismo en la vida política), hasta el “gorilismo”
(que exigía la extirpación total del cáncer peronista).
Características de la
sociedad civil en relación con el sistema político
Existía una
organización sindical muy fuerte y en estrecha relación con el partido
hegemónico Los sindicatos sostenían que las políticas económicas y laborales de
los regímenes no peronistas no sólo perjudicaban los intereses de los
trabajadores, sino que socavaban también la posibilidad de un retorno a
Los militares del
período ulterior a 1955
Desde 1955 en adelante los militares se fueron
fraccionando, dicha fragmentación alcanzó su punto máximo entre 1959 y 1963 en
dos oportunidades los desacuerdos culminaron en confrontaciones armadas. Allí
surge la figura del general Onganía quien decidió que el experimento
semidemocrático iniciado en 1955 tenía que concluir. La profesionalización de
las fuerzas armadas por el general Onganía culminó en el golpe militar de junio
de 1966 en alianza implícita con los liberales y el movimiento obrero. Los
objetivos de la revolución argentina eran dobles, por un lado la suspensión de
las actividades de los partidos políticos y de las instituciones
parlamentarias; por otro lado la separación de las fuerzas armadas con respecto
al gobierno.
En 1969 se vivió una insurrección popular, que culminó
en el “Cordobazo”, fusionó a empleados, obreros, estudiantes y sectores urbanos
pauperizados. Desde el “Cordobazo” hasta la caída del efímero sucesor de
Onganía, el general Levingston, la aguda crisis militar fortaleció las amenazas
planteadas a los fundamentos de la dominación social.
A partir de 1973
En 1973 vuelve para quien al igual que Onganía (quien
había intentado abolir la política) el problema de
Los empresarios
desafiaron abiertamente cualquier control de precios que el gobierno trató de
imponer; del mismo modo, llevaron a cabo una completa interrupción de las
inversiones. Desde 1975 dos grupos criticaron severamente no sólo al gobierno,
sino también a la sociedad argentina como un todo. Esos dos grupos eran las
fuerzas armadas y la dirección de la organización de los empresarios liberales.
Ambos grupos emitían críticas económicas y políticas cada vez más reprobadoras
y condenaban al gobierno por sus tácticas ineficaces de represión y por su
incapacidad para controlar a los diversos sectores sociales opuestos y aliados
a él.
El golpe de 1976
El
desafío de la guerrilla y la crisis social concomitante fueron interpretados
por los militares como síntomas de una sociedad enferma. Así que se organiza un golpe contra el
gobierno peronista. Se creó una junta de comandantes en jefe. El gobierno
estableció un sistema económico de mercado libre, principalmente a través de la
apertura del mercado interno a la competencia extranjera. Pero aun más
importante fue la adopción de la política de la “tablita” en diciembre de 1978
(un programa de devaluaciones).
Transición a la
democracia
El
personaje central de este cambio fue Raúl Alfonsín, quien obtuvo gran
popularidad a través de su oposición a la Guerra de las Malvinas. Por el contrario,
la misma guerra deslegitimó al régimen militar.
El rasgo más impresionante del proceso, que se
inició en 1983, fue la transformación del Partido Radical en un serio
competidor electoral de los peronistas. El Partido Radical se convirtió en una
nueva alternativa. Una mayor paridad entre los dos principales partidos también
favoreció a la estabilización de un sistema institucional que regule el
conflicto político. La reorganización de los partidos después de siete años de
proscripción de la actividad política y la subsiguiente campaña electoral
también ha llevado al primer plano la idea de la democracia constitucional y de
la estabilidad de las instituciones.
Þ
Brasil
Características
generales de los sistemas
Hasta 1964 se venía
viviendo en Brasil un proceso de elecciones regulares, pero poseía un extrema
debilidad en su sistema de partidos (no
habían afiliaciones ideológicas). La ideología que adoptó el régimen fue que la
sociedad brasileña no había alcanzado la etapa de desarrollo económico y social
capaz de deparar la práctica de una verdadera democracia, además creía que a
consolidación de las relaciones capitalistas constituía precondiciones para el
despliegue de instituciones “estables” y “democráticas”.
El régimen
autoritario, que se constituyó con un golpe militar en 1964, abrogó los
derechos políticos, cívicos y constitucionales, suprimió y controló los canales
para la representación de intereses, etc.; pero se toleró la existencia de
partidos (ya que no tenían una vital importancia). Otra cosa a señalar es que
el federalismo, que caracteriza al Brasil, permitió cierta autonomía de los
gobernantes. Hay que recordar que Brasil contaba con un ejército fuerte que
había sido el principal actor en el fin del imperio brasilero y la instauración
de la república brasilera (los primeros presidentes fueron generales). El
ejército tenía un carácter elitista. El régimen brasilero se caracterizó por
ser muy organizado. La relación entre los militares y la estructura de la
autoridad fue agravada en el caso de Brasil por la creación de una estructura
de poder paralela dentro del gobierno y la burocracia militares, la denominada
comunidad de inteligencia (constituidas por la red de servicios secretos de
cada una de las tres fuerzas armadas). Éstos comenzaron a controlar la lealtad
(para resolver los problemas del disenso) de los protagonistas hacia el régimen.
El proceso de “Liberalización”
La
liberalización brasileña se desencadenó originalmente a partir de las
dificultades del régimen parra resolver problemas de su “economía interna”.
Después
de un período de extraordinaria expansión, durante los años del llamado
“milagro” brasileño (1968-1974), la economía comenzó a desacelerarse. El
“milagro” brasileño había logrado generar un clima de confianza entre los
inversionistas nacionales y extranjeros, la inflación descendió y el comercio
externo logró un pronunciado incremento. Brasil, comenzó a crecer dentro del
modelo de sustitución de importaciones e intervencionismo estatal, alcanzando
niveles que sorprendieron al mundo. Desde
Sin embargo, se había
iniciado un programa económico muy ambicioso (industrias químicas, plantas
nucleares, etc.) sin que se prestara atención al predecible drenaje de fondos y
a la tensión económica que esto provocaría. Por primera vez desde 1964, influyentes
líderes empresariales expresaron abierta y colectivamente una fuerte crítica.
Al mismo tiempo, la inquietud social alcanzó niveles de violencia, esa crisis
económica aceleró, además, la erosión del apoyo social del régimen.
La
suspensión de la censura de prensa y las elecciones legislativas de 1974 (a
inicios del gobierno de Geisel), fueron los pasos iniciales del nuevo curso
político. Disfrutando de libre acceso a la radio y la televisión, la oposición
parlamentaria logró emprender una campaña sustancial de movilización política,
consolidarse como partido político (el Movimiento Democrático Brasileiro, O
MDB), e incluso manifestar su popularidad. Hacia finales de 1977 por primera
vez (desde 1968), el nuevo gobierno abrió algunos canales (informales) de
comunicación con sectores de la oposición parlamentaria y extraparlamentaria.
La administración Fiqueiredo adoptó lo que fue percibido como una actitud más
tolerante con respecto a las primeras huelgas obreras importantes de la última
década. Lo que es más importante, se abolió el sistema bipartidista, y se
impusieron unilateralmente procedimientos nuevos y complejos para la formación
de una nueva estructura multipartidaria. Hacia mediados de 1980, el perfil del
nuevo sistema de partidos políticos comenzó a tomar forma.
En
noviembre de 1981, el gobierno instauró nuevas reglas al proceso electoral (el
“Pacote de Novembro”). Se prohibieron todas las alianzas electorales entre los
partidos; estas leyes forzaron la competencia entre los cuatro partidos de oposición.
Þ Uruguay
Introducción
Etapa previa
A partir de la década del
treinta, se agravan las migraciones hacia las áreas rurales, especialmente la
capital, hecho que ocasionó la demanda de nuevos puestos de trabajo, que a su
vez impulsó el clientelismo, a lo que le siguió que no se formaron vínculos
entre los sindicatos y los principales partidos, y luego, los partidos tradicionales
comienzan a desarticularse. A éste inconveniente se le suma la crisis
capitalista (generalizada).
Comienza una gran sensación de
descontento general, la democracia entra en crisis (desde 1968), se suscitan
huelgas, extremismo ideológico, inflación, entre otros problemas.
La
presidencia de Bordaberry imprime decretos contra huelguistas, que sumado al
funcionamiento del sistema electoral y las violaciones crecientes de las
libertades civiles, crearon las condiciones ideales para que la extrema izquierda
difundiera su concepción de que la democracia burguesa era una farsa, y que la
estrategia de la guerrilla urbana podría generar una revolución. La proclama
estaba dirigida a los jóvenes estudiantes universitarios de Montevideo, a
principios de la década de los ’60.
“…los éxitos espectaculares de la más refinada guerrilla
latinoamericana, la de los Tupamaros, abonaron al máximo el terreno para que la
doctrina de la seguridad nacional fuera absorbida por los militares, cada vez
más entrenados en los Estados Unidos, y para un clima de pánico ampliamente
exagerado entre las clases media y superior”.
La izquierda pudo
reagruparse para las elecciones del ’71, creándose
Hacia la militarización
“Cuando
[Nota: proporcionalmente las
desapariciones y muertes fueron menores en el Uruguay que en
Las huelgas y protestas se
agravaron, como respuesta a la clausura del Parlamento. Como repuesta, los
partidos del Frente Amplio fueron desmantelados, su prensa confiscada, y sus
líderes arrestados, mientras que los partidos tradicionales fueron meramente
suspendidos.
Los
primeros años del régimen militar se caracterizaron por crisis repetidas (sobre
todo por desacuerdos acerca de las políticas económicas).
Tras
unos desacuerdos entre Bordaberry y el gobierno militar, el primero fue
depuesto y sustituido por Aparicio Méndez (1976), quien firmó
Fue
abolida, también, la inamovilidad de los empleados públicos.
[Importante: El sistema judicial
fue subordinado al Poder Ejecutivo y se intervino en la maquinaria electiva].
Las nuevas políticas
fueron más acatadas por los colorados (especialmente los “pachequistas”), pero
los blanco se mostraron más reacios (con excepción de algunos
ultraconservadores). En tal extremo el partido blanco, liderado por Wilson
Ferreira Aldunate, tomó la controvertida decisión de una alianza con la
izquierda. Esta última, logró hacer funcionar, de manera clandestina, su
ejecutivo, dado que el General Líber Seregni, desde la cárcel, lograba expedir
pronunciamientos políticos.
El
gobierno militar supo también aprovecharse del clientelismo, como forma de
búsqueda de apoyo.
Dentro
de los mismos regímenes militares jerarcas, surgieron desconfianzas a cerca de
posibles indisciplinas en escalas más bajas y otros grupos, por lo que se
revocaron los derechos de voto de policías y militares, pero luego fueron
repuestos. Sin embargo, los militares que hubieron acumulado demasiado poder,
en los primeros años, fueron despedidos.
En
el área económica, entre 1974 y 1980, el PBI uruguayo, creció a la tasa
históricamente alta del 5% anual, a pesar de la crisis del petróleo, se logró
un superávit comercial. Pero el costo social fue enorme, en términos de
emigración, de caída de los salarios reales, de concentración del ingreso y de
represión física de todos los activistas sindicales. Así mismo, no hubo casi
ninguna privatización de industrias públicas.
El sector financiero comenzó a
expandirse y desde 1978, se decidió reducir la inflación, para lo cual, devaluó
de forma muy “suave” el peso (mediante el programa de la “tablita”). Las
economías no fueron dirigidas de la mejor manera y entre 1972 y 1983, la deuda
externa casi llegó a cuadruplicarse. El gobierno militar perdía el control.
Transición de nuevo a
la democracia
Surgieron desacuerdos entre los
militares que opinaban que se debía continuar con el proceso de
re-democratización, y los que opinaban que se debía relegar la democracia.
Entra en escena un líder de
confianza para el alto mando militar, Gregorio Álvarez (“Goyo”), pero
finalmente no sirvió a los intereses a largo plazo de la institución.
Finalmente se concluye, que los
militares ya no podían estar más a cargo y se pasa a la etapa de negociación
con los partidos, en pro de la re-institucionalización.
En diversas puestas
a punto y reuniones entre los partidos se llegó a facultar al líder colorado
Sanguinetti, para que se reuniera con los comandantes en jefe. Es importante
destacar la posición que obtiene el Frente Amplio en estas negociaciones, por
primera vez en la historia logra estar “a la par” de los partidos
tradicionales.
De las negociaciones
se concluye en el Pacto del Club Naval, en el que no se firmó ningún compromiso
formal pero se concluyó que: 1) para las promociones en el ejército, el
presidente elegirá al comandante en jefe; 2) el Consejo de Seguridad Nacional
sería un organismo consultivo que se reunirá a requerimiento del presidente,
con una mayoría de ministros; 3) el Parlamento podría votar un “Estado de
insurrección” suspendiendo las garantías individuales; 4) implementación del
“recurso de amparo”, para que individuos u organizaciones, pudiesen apelar ante
la justicia las decisiones del gobierno; 5) sólo continuarían los juicios a
militares a quienes fueran arrestados bajo el “Estado de insurrección”… entre
otros acuerdos.
Þ Chile
Históricamente Chile
presentaba una solidez política que hacía pensar que su experiencia de facto
(1973) sería breve y su vuelta a la democracia inminente, no se dio así.
Etapa previa:
La
democratización en Chile fue un proceso muy fragmentado y lento, no todos los
sectores político-sociales propugnaban el mismo sistema democrático, por lo que
se generó un sistema de Democracia “sustantiva” con la existencia paralela de
ideologías políticas que propugnaban cambios radicales y se mostraban en contra
del capitalismo.
Existía
una falta de confianza en las fuerzas armadas por parte del sector político,
las fuerzas armadas, asimismo, estaban altamente jerarquizadas basándose en el liderazgo
fuerte como única legitimación. Además de la disciplina de seguridad nacional
imperante en el momento como consecuencia de
Provocadores del golpe
de Estado:
Dada la crisis, algunos sectores
apoyaron el gobierno militar, como los demócratas cristianos. Por último, el
sector económicamente dominante veía peligrar sus intereses en el gobierno de
El golpe militar:
El núcleo hegemónico que obtuvo el control del
Estado se mantuvo intacto hasta 1981 estaba liderado por Augusto Pinochet, pero
los militares no estaban aptos para reorganizar el Estado y la economía, sólo
para derrocar a
En lo político: el golpe militar se basó, como
se dijo antes, en la figura de un líder fuerte ayudado por una fuerte jerarquía
del organismo militar que, por supuesto, suponía una fuerte subordinación de
los rangos menores, legitimado sólo por el uso de la coerción.
Pinochet, continuando como jefe
del ejército, pasó de jefe de la junta de gobierno, a cabeza de Estado y por
último a Presidente de
En la economía: los “Chicago boys” (con bases en las doctrinas de Milton Friedman),
estaban directamente vinculados con los organismos internacionales que
aseguraban el flujo del crédito externo necesario para reflotar la economía,
asimismo, eran el único lazo con el exterior.
Sustituyeron el sistema del
modelo ISI por un “nuevo modelo de desarrollo hacia afuera”, reduciendo la intervención
del Estado en las economías, privatizando y permitiendo gran libertad de las
mismas y alentando el ingreso de capitales extranjeros. Éste nuevo régimen
económico fue muy exitoso hasta que en 1981 surge una nueva crisis.
En lo social: por supuesto se logra obstruir
la creación de organizaciones sociales unificadas.
El aparato represivo
estaba bajo las ordenes directas de Pinochet, en 1974 se crea
Proceso de
institucionalización:
El proceso de
institucionalización estuvo siempre entre la demora, para permitir el mayor
poder discrecional y la demostración de estabilidad ante organismos
internacionales, otros gobiernos,
Primeramente
hubo una represión masiva con suspensión del habeas corpus y sin mediación de
ningún proceso legal; fue un período de torturas, desapariciones y asesinatos.
En 1974 la represión pasa a tener base técnica, haciéndose más selectiva, con
la creación de un organismo especializado, el DINA. Por diversas presiones, el
gobierno disuelve el DINA en 1977, pero crea el CNI, que intenta seguir los
pasos del primero, terminó el régimen de desapariciones y se intentó legalizar
la “represión”. Entre 1977 y 1980, la represión se limitó a las detenciones
masivas y a provocar miedo y quebrar la moral, también hubo algunas deportaciones,
tortura, ejecuciones, la completa eliminación de los partidos políticos y las
organizaciones sindicales y los colegios fueron suspendidos hasta 1978 (año en
que se hacen ciertas modernizaciones en relaciones laborales, sistemas de
salud, educación y seguridad social, sectores agrarios, administración estatal
y sistema legal). La presión
internacional hizo que Pinochet planteara un proyecto a largo plazo de posible
vuelta a la democracia ya en 1977.
En
1980 se realiza un “referéndum” constitucional,
El
proceso de institucionalización implicó una respuesta a crisis temporarias en
sectores particulares y la voluntad de establecer una estructura permanente del
régimen. En el proceso se fusionaron las visiones estrictamente capitalistas y
la mentalidad militar.
Los principales cambios que introdujo el sistema militar fueron:
1. Reorientación del aparato
productivo.
2. Fuerte expansión del sector
terciario.
3. Reducción del papel del Estado
como agente económico.
4. Concentración de la riqueza en
conglomerados.
5. Penetración del capitalismo en
la agricultura.
6. Predominio del sector
financiero.
7. Creciente dependencia del sector
financiero internacional.
8.
Alto grado de desempleo
reducción y empobrecimiento de
la clase obrera.
Comienza la transición
El Plan Chacarillas era un
dispositivo típico para esquivar una crisis. El plan reafirmaba la naturaleza
transitoria del régimen militar.
Referendum 1980
Primero, temporalmente
resolvió la crisis interna y fijó un marco dentro del cual los diferentes
sectores internos deben operar para no abrir una caja de Pandora que implique
la repolitización de las fuerzas armadas. Aunque un marco tal no resuelve
definitivamente los desacuerdos internos, los limita de una manera que diferentes
sectores del bloque dominante consideran legítima.
Un segundo nivel
concierne al modelo político encarnado en
El tercer nivel en
el que vale la pena analizar el referendo es el que concierne a su
significación para la sociedad como un todo y para la oposición. Esta fue en
éxito para el gobierno militar, porque confirmo la capacidad del gobierno para
la dislocación social y la eficacia de su propaganda en torno de los terrores y
traumas del pasado, su continua habilidad para suscitar dudas acerca de la
existencia de cualquier alternativa viable, y su aptitud para la manipulación
del conformismo pasivo.
En lo que concierne
a la oposición política, el referendo marcó un punto alto en su unificación y
movilización. Pero también reveló las dificultades que se enfrentaban para
penetrar en los sectores de la sociedad que no apoyaban al régimen sino que se
adecuaban a él de una manera meramente pasiva.
Caída del Proyecto.
El proyecto de referéndum finalmente colapsa, sin embargo esto pareció desorientar a la oposición. Este acontecimiento fue seguido, en conjunto, por una crisis del modelo económico y un despertar de la conciencia de que no se estaban logrando resolver los problemas del país, lo que provocó un paso del régimen militar a una nueva fase, de la cual se extraen cuatro características:
1) implementación de una serie
de políticas contradictorias, provocadas por la pérdida de capacidad del
régimen para transformar la sociedad y el abandono de su visión inicial.
2) desintegración del bloque dominante, que
ocasionó una división en subgrupos que pugnaban de forma individual por sus
intereses.
3) debilitación del régimen para ejercer el
liderazgo, que ocasionó la desintegración del grupo económico que se había
formado desde 1975.
Junto
al progresivo debilitamiento del sector dominante, se fortalece la “protesta
nacional”, surgen los “movimientos de masas”, formadas principalmente por jóvenes
(las juventudes populares), que fueron dirigidas por grupos políticamente más
organizados. La respuesta de Pinochet consistió en reagrupar a las corrientes
derechistas y formar con ellas un gabinete, además de reprimir a los sectores
populares.
Hay
que aclarar que la crisis que surge desde 1981 no se origina en las acciones de
la oposición, sino en las contradicciones y problemas creados por el mismo
régimen.
Transición a la
democracia
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